Contrato Atípico
Nos comprometemos fehacientemente
a intentar día tras día dibujar una sonrisa
en el rostro de nuestros vecinos.
Invertimos en ello
todo nuestro capital de sueños y utopías,
convencidos de que la alegría
alguna vez deberá ser globalizada.
Abrimos de par en par
las puertas de nuestra casa sin rejas,
deseando fervorosamente
que los ladrones de sueños ingresen a ella ávidos de amor
y dispuestos a llenar sus alforjas de ilusiones.
Hacemos culto de la libertad
y ensayamos en el escenario formas y sistemas que puedan ayudar,
por ensayo y error,
a construir una vida más linda
para nosotros y para nuestros hijos.
Éste es nuestro contrato,
sin cláusula de recargos por mora,
sin letras chiquitas,
y con un solo ejemplar del mismo tenor.
Y no lo firmamos.
Porque aún creemos en el valor de la palabra,
y porque los años de historia que llevamos en el camino,
son nuestro garante solvente.
Guillermo Rodoni